jueves, 9 de noviembre de 2006

¿Quien no ha querido un T.J. en su vida alguna vez?


¿Quién no recuerda esta frase: "T.J., al tejado" que pronunciaba Steve Forrest (teniente Hondo) en la serie televisiva "Los hombres de Harrelson"? ¿Han pasado ya tantos años? Eso parece… porque, al menos, para los que ya rondamos los ejem…nta, está tan fresca en nuestra memoria como presente en los juegos de patio de toda una generación.

Recuerdos melancólicos aparte, T.J. era algo más que un miembro de elite de la policía americana. En términos católicos-infantiles vendría a ser el "angel de la guarda". Aquel que desde las alturas vela por el bienestar y la seguridad de todos y cada uno de los miembros del equipo.

Y ¿quien no ha querido un T.J. alguna vez en su vida?. Una garantía de que no caeremos en la próxima emboscada de la vida, de que no cometeremos el error de doblar una esquina sin saber que "el malo" nos está acechando tras ella.

T.J. tiene mayor perspectiva. Ve la realizad mejor que nosotros y anticipa los problemas. Nos puede indicar el mejor camino. Nos mantiene a salvo y ve donde nuestros limitados ojos no nos permiten llegar. Nos avisa de lo que se nos acerca y de lo que dejamos pasar. T.J. nos puede decir que hay al otro lado del muro sin que tengamos que subirnos a él para verlo, sin riesgos, sin contratiempos.

Pero T.J. es algo más. Es un francotirador experto y experto en buscar la posición que mejor ángulo de tiro le brinda, que, como no podía ser de otra manera, es siempre un TEJADO.

Pero….. ¡Dios mío!. Me acabo de dar cuenta de otra cualidad de T.J. en la que nunca había reparado. De todo el equipo de SWAT, es el que está más cerca del cielo y por ello, el que está más cerca de Dios. ¿Será por eso que tiene la capacidad de decidir entre la vida y la muerte de todos los que están bajo su radio de acción?. Pero tranquilos que no hay dudas ni posibilidades de error. Con T.J. la seguridad de que la elección será la correcta está garantizada. No en vano es un policía, la representación del bien y la justicia.

Pero no se trata de una justicia ciega, ni burocrática. Se trata de una justicia con mira telescópica. Precisa e inmediata. Limpia, determinante y definitiva.

Puede eliminar un obstáculo con precisión milimétrica sin dañar lo que haya junto a él. Sus cualidades le permiten abatir al villano liberando al rehén (generalmente una chica) para que caiga en nuestros brazos salvadores y podamos protegerla. Porque además T.J. es abnegado. Siempre dispuesto a no discutirnos el protagonismo. No pugnará por la recompensa del abrazo de la chica, ni por el del agradecimiento de las víctimas. Eso nos lo deja a nosotros, a los que andamos por el callejón de la vida sin otra perspectiva que la visión de los muros que nos rodean. Él tiene que seguir velando desde las alturas porque podamos volver a la seguridad del furgón sin más sobresaltos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Madre mía, menuda paja mental más absurda.