domingo, 12 de noviembre de 2006

Leer, vivir, dudar....


Estoy solo; frente a mi mesa. A punto de tomar un baño para vaciar la mente y entrar en la cama en blanco. Me he puesto a mirar el blog y, despues de entrar mi MEME respondiendo a la invitación de Alb(v)a(ro) me he quedado pensando en el libro que acabo de ojear para hacerlo. Nunca he sido un gran lector en términos de volumen, pero si me ha gustado buscar lecturas que ofreciesen un contenido complejo, reflexivo y enriquecedor.


La verdad es que hace bastante que no leo un libro realmente trascendente. Algo que me haga reflexionar, sentir, dudar. Tuve una época brillante en la que recuerdo que la literatura que consumí me llenaba. Ahora hace tiempo que solo leo novelas intrascendentes. La última, sin ir más lejos, "El código Da Vinci".


Ya no hay en mi mesita obras de Kafka, Hermann Hesse o García Marquez. Recuerdo la lectua de Fausto como un reto personal (leer teatro para mi siempre ha sido dificultoso) que solo tuvo recompensa cuando unos meses después de terminarla volví a repasar la obra por segunda vez.


Recuerdo que después del brillantísimo "El nombre de la rosa" cometí el error de acomenter "El pendulo de Foucault". Evidentemente me sobrevaloré. Conseguí terminarlo por puro tesón y cabezonería pero ya no volví a elegir mis lecturas con el mismo criterio. Caí en una secuencia de elecciones hechas a partir de alguna crítica que seguía criterios de mercado, o directamente por el éxito de ventas o por las espectativas que pudiese generar un título osado. Quizás los ejemplos más esclarecedores son "El amante lesbiano" de José Luis Sampedro y "El código DaVinci". He de decir que en el caso del "Amante lesbiano", algunos pasajes me parecieron interesantes por lo "exotico" para mi de las emociones de los personajes y de ese planteamiento de la sexualidad que me resulta tan desconocido. Evidentemente el morbo del título ha sido la clave del éxito de este libro. Lo cierto es que cuando lo acabé mi sensación fue de superficialidad; de que se el tema no estaba desarrollado a través de personajes auténticos, sino más bien carentes de autenticidad. Le faltan las tripas, faltan seres humanos de carne y hueso, con sus neuras, vicios y perversiones, pero también con su ternura y entrega. Me pareció que los personajes eran simples maniquís en manos del autor. Del "Código de DaVinci" perfiero no hacer ningún comentario.


Pensando en todo esto voy escribiendo casi a salto de mata. Sin reflexionar mucho en lo que digo. Esta es la frescura de Internet. Colgar un escrito, una opinión, una reflexión, un sentimineto para el mundo sin tener que reviarlo ni venderle ninguna moto a nadie para que te lo publique. Esto es libertad. Esto es cojonudo!!!. Si Goya levantase la cabeza !!!!

2 comentarios:

Alvaro dijo...

Si Goya levantara la cabeza, seguro que haria un tremendo blog, y colgaría sus obras en flickr. Pero puede que si viera algunas cosas, se volviera a dormir, a ver si asi pasaran otros cuantos años. ¿Has leido Memorias de Adriano? Y no lo digo por que sea novedad, vamos. Un saludo.

Palabrasalbapor dijo...

Entiendo tu "no comentario" del Código DaVinci.
Me gusto lo que escribiste de Leonard Cohen en nuestro blog.
Saludos